Sagrada Biblia Straubinger.
La presente Biblia con las notas que lleva es obra de Monseñor Juan Straubinger, Doctor honoris causa por la Universidad de Münster (Alemania), profesor de Sagrada Escritura y lenguas bíblicas, autor de muchos libros, quien por circunstancias especiales fue de Alemania a Buenos Aires donde pasó los últimos días de su vida, y allí tradujo esta Biblia toda entera de los textos originales hebreos y griego. Los que conozcan bien estas lenguas reconocerán que está perfectamente traducida con su propio estilo, y confirman los testimonios de muchos biblistas a quienes he oído decir que es una de las mejores versiones.
Mi trabajo se ha reducido a hacer las introducciones generales al Antiguo y al Nuevo Testamento y también las especiales a cada uno de los 73 libros de que se compone la Biblia. Estas introducciones, por las circunstancias en que va el texto, irán todas ellas, las del Antiguo Testamento al comienzo de la Biblia, y las del Nuevo al comienzo de éste.
Bien creo que es un deber de justicia y de gratitud alabar y felicitar a Dn. Andrés Codesal, Director del Apostolado Mariano de Sevilla, buen amigo mío, gran editor y propagandista de muchísimos libros doctrinales y buenos, por haberse decidido a editar esta grande y bella Biblia y divulgarla, procurando, como hace con todos sus libros ponerla al alcance de todos con el menor coste posible.
Sólo me resta exhortar a todos con el Concilio Vaticano II a que lean con frecuencia la Sagrada Escritura, porque como nos dice San Jerónimo: “Desconocer las Escrituras es desconocer a Cristo”, y siendo la Biblia el libro más bello, más admirable e importante que hay en el mundo por contener y ser la palabra de Dios, también el Concilio Vaticano II con S. Agustín nos dicen: “Cuando tu oras hablas con Dios, y cuando tu lees la Escritura Dios te habla”. La Biblia, por tanto, es el mejor libro de oración.
Termino con estos testimonios y consejos de los Santos: “Leed con frecuencia las Escrituras; aún más, no dejéis nunca de la mano su lectura…. Amad la ciencia de la Escritura y no amaréis los vicios de la carne” (San Jerónimo). Parecido es también este pensamiento de San Juan Crisóstomo: “Leer las Escrituras es un poderoso preservativo contra el pecado”. Y San Agustín nos dice: “Toda la Biblia nos exhorta a desprendernos de la tierra y a dirigir nuestras miradas al cielo, donde se halla la verdadera y suprema felicidad”.
“Sea, pues, nuestro principal estudio pensar en la vida de Jesucristo” (Kempis). Jesucristo es la figura central de la Biblia.
Laudetur Iesuschristus = Alabado sea Jesucristo.
Benjamín Martín Sánchez
Zamora, 1 Enero 1995